jueves, 8 de noviembre de 2012

Más allá

Cerrando las puertas que quedan a mi lado atisbo a ver el zócalo de seguridad de mi hogar...


¿Quién puede darme más?
¿Qué son ellos sino mi propia visión dándose el poder de conseguir vislumbrar sombras hechas materia etéreas a mi lado?
No quiero dar si es en duda. No quiero entregarme si es forzándome.
Me violo a mis propios intentos de huir como escapista ceremonial de esta Tragedia.
¿Cuánto tuvimos que vivir para darme cuenta de que siempre voy a ser yo el centro del universo?
¿Cuántas veces tuvimos que mirarnos cara a cara pero sólo admirarme aún más y más en las fotografías?
¿Cuánto tiempo a mi lado tendrán que estar para no darme cuenta de que les necesito?
¿Cuántas oraciones a un ser superior impuesto intrínsecamente en nuestra educación para arrojarse a un vacío y saber que la transitoriedad de la vida no es una prueba, sino una aflicción por un pecado que nosotros no cometimos?
¿Por qué han de vivir aquellos a costa de nuestro martirio y culparnos con las llamas del fuego eterno si ellos viven como dioses pervertidos con los mayores deseos carnales lacónicos para con niños que aún no han logrado ver más allá del sexo?
¿Cuándo quiere un ser humano cerrar las puestas de la injusticia y erradicar con la maldad cortándola de raíz?
¿Por qué no usar fuego para remendar la impureza de aquellos que se adjudican el título de Salvadores de los Pecadores?
¿Por qué no destruir al Maligno si es tan fácil disponer de un arma y hacer justicia?
¿Por qué la ética y la moralidad rige a una sociedad que se caracteriza por la desigualdad, deshonestidad, falsa aprensión y se etiqueta de justa?
Yo sólo quiero ayudaros.
Yo os ofrezco la posibilidad de disfrutar sin miedo o temor esta vida con la completa seguridad de que sois libres para acabar con vuestro latir arrojando vuestros cuerpos por lo alto de un acantilado - ¿Me pregunto cómo sonará mi cuerpo cuando estalle contra esas rocas?



- Soy ultrasónico cuando quiero ir más allá que el resto.
- Soy esquizofrénico cuando me niego mi naturaleza.
- Soy una mujer encerrada en el cuerpo de un mandril macho.
- Soy un hombre masculino encerrado en las enaguas de una baronesa.




Ahí yace mi paisaje, alternando circos y camionetas para aquellos que ganan su vida entreteniendo a los que se catalogan de normales y dueños de los latifundios remotos que son sus cubículos elevados a unos diez metros de la tierra.
No matan y comen animales. No queman ningún árbol y aprovechan toda su celulosa. 
Más allá, donde el Cielo y el Mar se unen es mi futuro hogar. Ahí soy yo. Ahí eres tú.
Te puedo llamar querido o, a lo mejor, querida. No hay miedo de saber que estarás ahí.
Al fin y al cabo, sólo será una ilusión enfocada en un trozo de carne andante.


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