domingo, 15 de abril de 2012

Desperdiciando el valor de los huesos.


Esto puede herir terriblemente su sensibilidad emocional y empática.



Nuestra razón de ser, sin más, es comer y sobrevivir en un mundo hostil donde nuestra casa se extiende a unas fronteras imaginarias que llamamos hogar. Nos rodeamos de una manada a la que llamamos familia - ya sea por lazos de sangre o no - y juntos formamos una piña para defender ese territorio.
Hoy en día, esta definición queda muy obsoleta para estos todopoderosos homos que han colonizado cada rincón del planeta y han querido bendecirlo con su artificiosa sociedad. Una sociedad que cada vez más está costando la felicidad a cada individuo, y ,en parte, ellos tienen la culpa por haber querido dar a la felicidad ese valor tan materialista. Pero no tienen tanta culpa, ya que si esos simios han dejado de ver los árboles, los ríos, y se comunican con su manada no sólo con sonidos guturales, sino con algo tan irreal y difícil de explicar su origen como es el habla, no es de extrañar que ahora pongan la felicidad en otros puntos.
Los lazos afectivos se encuentran en todas partes. Podemos verlos en una mamá leona que cuida a sus cachorros, o en un elefante que protege a sus crías, o en una madre humana y su hijo.
Los científicos empiristas quieren dar una explicación de los lazos afectivos siempre con una razón química cerebral, pero parecen olvidar acaso que cuando nos acordamos de nuestras madres acurrucándonos o cuidándonos cuando estábamos enfermos y éramos pequeños, no se nos pasaba por la cabeza si nos sentíamos protegidos porque gracias a ese acto nuestro cerebro se llenaba de hormonas que nos hacían sentir seguro. La razón de que eso ocurra juega un papel muy importante el valor de uno mismo a la madre. Cabeza y cuerpo son siempre uno, aunque muchos médicos quieran tratarlos de manera diferente con pastillas que alteren nuestra conducta. Al fin y al cabo, al aceptar un papel pasivo en ese trato con el médico nosotros estamos dejando una puerta abierta a que cambiemos eso con lo que él nos promete que se arreglarán nuestros problemas. Así mismo, es lo que estamos dejando pasar a nuestra madre. Ella nos protege, nos cuida, nos ama, pero somos nosotros al fin y al cabo si decidimos darle valor a su comportamiento y dejar que entre su afectividad en nuestro cuerpo para sentirnos de un modo u otro.
Siendo cruel y duro, estamos desperdiciando el valor de los huesos para futuras exposiciones de ellos en museos como verdaderas obras de arte, con los que podríamos hacer inmensas figuras jugando vértebra a vértebra, pelvis con pelvis, fémures con fémures para poder crear una escalera ósea.
Este desperdicio se hace más palpable y latente en los cementerios. Algo tan postizo como enterrar a aquellos que mueren bajo tierra para poder recordarlos...pero...esto es lo que diría un esquizofrénico sin escrúpulos que no siente más que aversión por el mundo,¿verdad?
Siendo sentimentalista y melancólico, intimista e introspectivo, se me hace muy duro pensar que han pasado tantos años desde que la persona que por aquel entonces se hacía más importante en mi vida ya no está, que no puedo ni ir a visitar a su tumba no por miedo del lugar, sino por miedo en mí mismo. Ha pasado ya tanto tiempo que ni recuerdo la intensidad con la que la quería. Sólo recuerdo que era algo que ya no siento, pero recuerdo que era algo que estaba ahí, un lazo potente, unos valores diferentes a los que tengo hoy en día como persona. Recuerdo sentirme muy feliz a su lado, sentir mucho cariño por ella, recuerdo eso grabado en mi mente, pero no recuerdo cómo lo sentía. Ya no. Tengo miedo de volver a visitarla y de no volver a sentir nada, porque se me haya olvidado todo.
Me encuentro en un estado neutral en el que todo ha dejado de ser algo, y todo se ha automatizado. Me reconozco a mí mismo formando parte de esta sociedad enferma, y me encantaría ser un simple humano más que se contenta con su ignorancia y disfruta realmente en ese mundo, en esa ignorancia, ya que se encuentra en una felicidad (siempre subjetiva) latente en su propia forma.
Lo orgásmico de todo esto es saber que el día de mañana no tendremos de qué preocuparnos, si estaremos enterrados o incinerados, pues ya no estaremos, y ya no tendremos que preocuparnos de si nos mantenemos erectos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario